19 marzo 2006

El comienzo


El comienzo
Pendiente de un reloj, más allá del recuerdo de una sombra... así me encontraba cuando me llegó un correo. "Recógeme en el camino -decía". "¿Cómo puedo llevar conmigo a quien vuela en otra dirección? -pensé"
A veces siento que todo pende de un fino hilo, tan leve que se romperá al menor choque, incluso con un soplido que salga de unos labios que pronuncien contundentes, o que callen con el silencio más elocuente.
Pero esa vez sentí que el hilo se transformaba en soga: gruesa, resistente... y me aferré a ella con una sonrisa y el deseo de llegar al otro extremo.
Y me asomé, como tú me pediste, y descubrí rostros conocidos, y te leí a ti... He visto tu rostro, y me he sosegado. A pesar de todo permaneceré por aquí un tiempo (el que quizá no puedo perder), porque esta vez elijo yo, como dueña de mis sentimientos; porque, si hay libertad, podré respirar un aire distinto, diferente al que ya me quemaba por dentro.
Mi saludo es para ti, porque tuya fue la mano que se extendió, y míos son los nudos que he sorteado para llegar hasta aquí.

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